Publisher's Synopsis
Había una vez, en el Cercano Oriente, una república árabe, laica y soberana, de nombre Siria, que había sido gobernada con mano férrea por miembros de la familia al Assad, durante más de 40 años. Un día, la llamada Primavera Árabe tocó a sus puertas y comenzaron los problemas para el gobierno sirio: manifestaciones populares, protestas, vandalismo y destrucción, comenzaron a ser el pan diario de cada día en las principales ciudades de aquel país. El gobierno, encabezado por Bashar al Assad, quien había heredado el poder, de manos de su padre, hacía 11 años atrás, reprimió duramente las protestas que reclamaban más libertad, más igualdad, y más democracia. Lamentablemente, la violencia produce más violencia, por lo que su espiral iba in crescendo a medida que pasaban los días. Lentamente, comenzaron a aparecer facciones armadas. Al principio, fueron miembros desertores de las fuerzas armadas sirias que se negaban a disparar contra su propio pueblo. Luego comenzaron a surgir las llamadas milicias radicales o extremistas, formadas por combatientes que provenían de otras partes del país y del exterior. Incluso, muchos de ellos desde lejanos países occidentales. Estas milicias exigían, ya no las aperturas democráticas, ni mejoras en la calidad de vida, sino la renuncia del Presidente sirio. Y comenzaron a imponer la rigurosa observancia de la Sharía o ley musulmana. Pero, detrás de todas estas manifestaciones populares, existían diversos intereses ocultos que se aprovecharon de la situación y movieron sus fichas en busca de posicionarse adecuadamente en el tablero geopolítico de la zona y obtener réditos económicos y políticos. Sin embargo, hay quienes piensan que estos problemas fueron fomentados desde el exterior, por potencias internacionales y/o regionales interesadas en que hubiese un cambio de gobierno en la nación siria. Algunos países occidentales y otros de la misma región, son señalados por el gobierno sirio de ser promotores del conflicto sirio. ¿El origen de todo? ¡El deseo de controlar las fuentes de energía del Medio Oriente y sus enormes reservas! Hoy, tras cinco años de lucha y destrucción, con centenares de miles de muertos y heridos, con millones de personas desplazadas y envueltas en un futuro incierto, con un país hecho añicos, con una sociedad fuertemente dividida por profundos odios religiosos, étnicos y raciales, el gobernante sirio sigue en el poder. Lamentablemente, una solución a esta difícil ecuación, aún no se vislumbra en el horizonte. El sol de la paz todavía no surge en el Oriente. Por aquellos lares aún reina la oscuridad.