Publisher's Synopsis
La poesía es saber mirar. En "El dolor de las velas", el lector es invitado a entornar los ojos y, frente al poema, obra siempre incompleta, tomar sus pinceles, o sus palabras, o sus imágenes, o sus recuerdos, y dejar que todo ello complete el cuadro -el suyo, decimos- en ese momento, o por la noche, o en la amanecida cuando se ha de construir el mundo.Y le ruego no me haga responsable, yo solo prendí el fuego, inicié el hilo, la reacción químicaque, como es sabido, se aceleracon el calor y el cariño.Y lo demás es cosa de la vida, el crecimiento, ya sabe, la rosa de los vientosy el erizo de los caminosque cada cual acierta a convocarpara invertir sus días.